La entrega de Khariel y Khatys

Predani Khariela A Khatyse Sandro Dragoj

Técnica: dibujo a bolígrafo
Tamaño: 420 × 594 mm
Fecha: 3.2.2007
PERDIDO

El impulso de crear esta obra

Los años 2006 y 2007 ya son bastante antiguos en mi vida. En aquel tiempo todavía me buscaba a mí mismo en mi trabajo, intentando satisfacer el impulso de crear algo majestuoso, aunque era muy joven y carecía de muchas cosas. Sobre todo de la experiencia artística que tengo hoy. Sin embargo, lo que no me faltó fue creatividad, pasión y paciencia obstinada, casi fea. Estaba tan obsesionado con el deseo, el vigor y el hambre de carga e impresión artística (los que tengo hoy en día) que constantemente trataba de cerrarme y aislarme de las personas que parecían normales, ordinarias, pobres y petrificadas en la vida de la clase trabajadora con los restos de la normalización poscomunista. No podía tolerar ninguna crítica que pareciera interponerse entre mí y las visiones que estaba construyendo; deseaba estar completamente imbuido de ellas, incluso hasta el punto de la esquizofrenia. Tuve una necesidad delirante, casi autonarcisista, de reconstruir este mundo miserable e imperfecto con mis propias ideas honoríficas del infierno. Este fue también el tiempo cuando comencé a establecer las bases para el grupo artístico Infernalismus.

Aspectos técnicos y razones para usar materiales simples

Cuando se trataba de la técnica, yo ya era un perfeccionista terriblemente orientado a los detalles. Desafortunadamente, en cuanto al conocimiento de los materiales, era un simplón que no podía estar satisfecho con las herramientas tradicionales de dibujo académico. Vale la pena mencionar que en aquella época ya sabía dibujar. Esta obra puede indicar el nivel. Sin embargo, paradójicamente, era totalmente incapaz como pintor: mis pinceladas parecían las de un niño de guardería.

En el dibujo tradicional, me irritaba la constante aplicación de técnicas con carboncillo y lápiz rojo. Me parecía como si las escuelas de arte estuvieran gobernadas por una doctrina totalmente equivocada de lo que era o no era artístico, mientras que el mundo occidental rebosaba de creatividad de espíritu libre, haciendo alarde de obras oscuras y terribles que entonces se consideraban una moda loca e inculta en nuestro país. Sea que estuviera en el norte de Bohemia, en Jihlava o en Praga, el tipo de arte más popular era copiar ciegamente a los viejos maestros, pintar kitsch para los alemanes del otro lado de la frontera o simplemente teñir y pegar un trapo en un lienzo y cobrar cinco veces el salario mínimo por eso. La inspiración sacada de las obras de H. R. Giger fue despreciada con las palabras “Algún día se te pasará y dejarás de pintar a estos monstruos”. Comprensiblemente, echaba de menos la pintura sin admitirlo conscientemente, y hoy en día nunca me canso de las técnicas al óleo. Sin embargo, debido a la abominable experiencia con las témperas y las acuarelas baratas en la escuela, me llevó mucho tiempo vencer la resistencia interior, lo que significaba vencerme a mí mismo. Mientras tanto, recurrí a los bolígrafos. Los encontré extremadamente fáciles de trabajar, proporcionaban una coloración rica y brillante, e inconscientemente quería usarlos para acercarme al nivel de la pintura. El hecho de que fuera técnicamente imposible, hasta con el mayor de los esfuerzos, fue algo que tuve que experimentar personalmente.

En cuanto a los materiales y ejecución técnica, esta fue una combinación desafortunada que solo supe corregir muchos años después. Un dibujo a bolígrafo en un A4 regular blanqueado. La superficie del papel daba problemas desde el principio, y además la pulpa blanqueada es muy susceptible de dañarse con el tiempo y se desintegra por sí sola cuando envejece. Con el componente ácido contenido en la tinta de un bolígrafo, este proceso es irreversible. El hecho de que contaba las horas mientras trabajaba y llegué a la conclusión de que había dedicado 326 horas al dibujo me dio un gran incentivo para buscar mejores materiales, lo que me llevó también a descubrir nuevas técnicas inexploradas.

El tema del dibujo

Aquel período de mi vida fue muy ocultista, y además yo tenía (¡siempre la tengo!) la tendencia de hacer nuevas creaciones y neologismos. En aquella época traté de componer mi propio lenguaje extraño, muy diferente de todo lo conocido y, en verdad, de mí mismo. También creé un simbolismo muy distinto que inventaba de manera intuitiva y adivinaba los significados después.

De todos modos, así también se formaron muchos seres en mi mente, y dos de ellos, los representados en este dibujo, eran Khatys y Khariel. Khatys era un dios del miedo, de la ansiedad y de las fobias. A su vez, Khariel era un guerrero eterno trascendiente su propia muerte. Por eso, tiene la apariencia de un esqueleto extraño y feroz. Para escapar de su propia mortalidad, alcanzó la forma en la que simplemente no muere, solo sigue y sigue. Al igual que Khatys, debía ser sinónimo de divinidad, independiente de la mortalidad.

El motivo aquí es una crítica de la sociedad en la época cuando, aunque yo mismo era un fuerte individualista, erróneamente consideraba la sociedad como un colectivo. Ese fue una gran falta en mi vida, de la cual probablemente ya haya aprendido lo suficiente. Por lo menos espero eso.

En aquella época percibí a toda la sociedad como fóbica e interiormente temerosa. Vi a la masa de personas condenando su propio potencial casi sagrado y sus muchos talentos para alinearse, para vivir por los milagros imaginarios socialistas en una perspectiva figurativa moderna. Quedarse quieto, encajar, someterse, matarse por dentro, vivir para una ilusión abstracta sin resultado visible. Incluso entonces yo ya era un librepensador acérrimo. Me parecía que la esencia del espíritu colectivista consistía en transferir la fuerza y el poder interior de las manos de una lucha incesante por la vida a las manos del miedo incesante. Traté de poner todo eso en este dibujo.

Dejaré la interpretación de los otros símbolos ocultos en la obra al espectador.

Destino de la obra

Es divertido pensar en la época cuando esta obra ocupó la posición de la más trabajosa. Hoy ya no es así.

Después de terminar este dibujo, se lo llevé a mi primo para que lo escaneara a formato digital en el estudio gráfico donde trabajaba. Al devolvérmelo, se disculpó diciendo que había tenido un accidente y había roto el dibujo. Le había hecho un agujero de aproximadamente un centímetro en la parte inferior. Se sintió muy culpable por eso, pero, por supuesto, lo perdoné de inmediato. Hasta el día de hoy es el hombre a quien tengo en gran estima.

Lo triste es que la obra se perdió en 2014 y no la he podido encontrar por ningún lado desde entonces. Eso ocurrió en un centro pagano donde tenía un estudio. Pero esa es otra historia. Aunque es una pena.

Detalles del dibujo

traducción: Arianne Perrier
diseño web: Brbla

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